Manuel Monfort / SIGLO XXI
Durante todo el año, la rutina, el trabajo o la atención a los hijos, son algunos de los problemas que van arrastrando un gran número de parejas españolas. En verano, para muchos muere el amor y como resultado las situaciones conflictivas van “in crescendo” hasta que al final la situación no se sostiene y la bomba acaba estallando.
Desde que comenzó la crisis, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en el primer trimestre de 2009 se registraron 31.661 separaciones y divorcios, que ascendieron hasta los 34.725 entre septiembre y diciembre del mismo año.
Cuando uno está sumergido en pleno enamoramiento desea pasar las 24 horas del día con su amado/a, pero esta idílica situación cambia, con diferencia, cuando los años de convivencia, los problemas y la rutina hacen que las tensiones más ocultas afloren y es entonces cuando la situación acaba reventando.
En palabras de Lluís Carreras, CEO y Socio Fundador de Mobifriends -empresa española de contactos- añade, “sin lugar a dudas los meses de veraneo se han establecido por los españoles como la época habitual para romper con la media naranja”.
Pero la vuelta a la rutina no ha de ser siempre sinónimo de problemas, enemistades o rupturas de pareja. Septiembre es el mes por excelencia de “los deseos”, como dejar de fumar o aprender inglés, y con interés todos se pueden llegar a cumplir.